miércoles, julio 11, 2007

¿En dónde estaba?

Home sweet road

Caminando con el frío a cuestas. Un frío que me ha acompañado por muchos años.

El camino es un poco más largo, es una avenida que alguna vez me pareció tan ajena. Una vía donde habitaban conocidos y donde la ciudad casi terminaba. Avenida Cobija.

7 de la mañana, hace un frío digno del ártico, pero heme aquí, con un abrigo largo y negro que alguna vez habría servido sólo de disfraz, pero que resultó perfecto para esta ciudad. Guantes negros dignos del asesino de “alguien te mira y una bufanda que pretende quebrar el viento.

Emm, pero yo...

No pensaba que podría hacerme cargo de “las cosas de la casa”. Me considero un poco torpe para la caja de herramientas. Estaba seguro que podría reprobar un curso de “hágalo usted mismo”, pero al final, con este cambio de casa resultó que sí podría hacer algo. Terminé instalando el gas, pequeños arreglos eléctricos y cosas por el estilo. Eso para mí ya significa un logro.

También actuaron...

Tuvimos en el departamento la visita de Jessica, hermana de la Andrea, quien vino a ver a Luís, su hijo jurar ante la bandera y recibir su arma de servicio. Mi madre y el Alberto (amigo de la familia) nos ayudaron a ver la cocina inservible que traje (ahora sólo actúa como chatarra y estorbo).

Me gustan ciertas cosas de la nueva vida. Me gusta la sensación de lo propio, me gusta la sensación de la responsabilidad, me gusta sentir que no estoy solo.

No me gusta el agua “tibia” en lugar de caliente. No me gusta no tener todos los muebles que necesitamos. No me gusta esperar.

Y mi cabeza, de pronto… se pierde. Durante estos días se ha perdido.

No debiera… por Dios que no debiera.