jueves, abril 10, 2008

Nuevo determinismo tecnológico.


Fue a punto de llegar a la productora. En mis manos: la cámara, micrófono y un horno eléctrico. Todo bien hasta que busco el celular para pedir que me abrieran la puerta. No estába en los bolsillos, ni en la mochila ni en ninguna parte. Era oficial, el celular se había esfumado.


El mundo abajo. Más de 250 números telefónicos acumulados en 3 años de trabajo. Mensajes de personas muy importantes guardados por años. Mi despertador, mi organizador y mi contacto con mis seres queridos.


Ese es el nuevo determinismo tecnológico, el que no sólo paraliza tus funciones, sino que también el que afecta tus emociones. Llegué a tomarle tanto cariño a ese celular que en realidad me dolió perderlo.


Hay algo que me preocupa. Cuando perdí el aparato pasé dos días de extremo nervosismo. A mi mente llegaban miedos como "¿y si pasa algo?" "¿y si me llaman de Santiago?" "¿Y si hay una amergencia?.


Es una relación de amor y odio, lo último porque es el celular el que me ata a un nerviosismo constante por estar en la noticia, por llamar a contactos, por estar siempre conectado a la pega.


Necesito con urgencia a alguien que tenga la increíble capacidad de sacarme del mundo. En serio que la necesito con urgencia, porque al parecer es el mundo el que me saca de las personas.


PD: Tengo el mismo número.

PD2: He heredado la increíble habilidad de percibir sentimientos de personas cercanas. Eso a veces me atemoriza.