viernes, diciembre 23, 2005

Road Trip

¿Qué es lo que estoy dejando atrás me pregunto mientras espero al camión? Ya son las 4 de la mañana y me encuentro afuera del restaurante "Puerto Caliche" en el Parque Croata. Hace unos minutos conversaba con Paloma sobre la U, nuestras vidas... en fin.
¿Qué dejo atrás? Dejo toda mi etapa de formación profesional, que no sólo involucro lo académico, sino lo ético, valórico, social y muchas otras cosas. Ser responsable, manejar las emociones, saber controlarse no es nada fácil, a través de los 5 años pude darme cuenta que era muy necesario salir del hogar y empezar a vivir la vida real.
No hace mucho frío. Desde algunos días las noches de Antofagasta se volvieron cálidas, lo cual a veces no deja dormir (para quienes no estamos muy acostumbrados), pero de todas fromas es mucho mejor que el frío matinal de Calama.

Sí... para allá voy...

Tenía tantas cajas y tanto bulto que no podía irme en bus, por lo que decidí contratar un camión de mudanza, lo curioso fue que para irme con el camión (no tenía más plata para irme en bus) debía esperar al chofer a las 4.
4... 4:30... 5... por fin!!!! se demoró poquito (una hora), pero me daba lo mismo, sólo quería irme. El chofer era un individuo moreno, mal hablado y bien silencioso, de hecho, nuestra conversación se daba a gotas.

  • ¿Y usted de adonde es?
  • De Villarrica, Novena Región.
  • Oiga, sabe que yo fui para allá el 2002 cuando fui a hacer trabajos voluntarios por la Universidad a Curarrehue.
  • Sí, mi tierra es preciosa.

Ciertamente lo era, aún tengo en mi cabeza el viaje que hacíamos con el camión municipal de Curarrehue para llegar al pueblito de Panqui, donde haríamos juegos infantiles para los niños de la escuela de tal comunidad. Era como volar entre árboles gigantes y sentir ese aroma bosque, tan lejano para un pampino como yo.
El chofer se casó, pero se separó, no tuvo hijos. Sin embargo ha recorrido todo Chile en sus 35 años de servicio a la empresa de transportes Byron (chiaaaaa). Conoce casi todas las comunas del país... increíble.

Mi desierto es hermoso en la madrugada. Me dediqué a observar los colores, desde un absoluto negro, hasta un celeste, luego amarillo y finalmente un celeste muy claro. Un degradé de cielo que me dejo boquiabierto. Claro que cabeceaba... cabeceaba... cabeceaba, veía al lado y el chofer también cabeceaba (ahí me entró el pánico), pero comprendí que sus 35 años de experiencia le otorgaron el don de conducir y dormir en un intervalo de 2 segundos (zzZZZz... volante... ZZzzZ... volante).

Llegamos por fin a Calama, le índoco la dirección de mi casa y entramos al famoso pasaje Baquedano de la población Santa Rosa. Mi madre estaba en la puerta esperando. Descargamos las cajas y nos despedimos del chofer. Entramos todo rápido, para protegernos del famoso frío calameño.

Estamos dentro de la casa. Todos los muebles han cambiado. Siento el aroma de los muros. Fue en ese momento cuando todo cobró sentido.

"He comenzado una nueva etapa".